Claves para reconocer un herraje bien pulido
- Las caras deben quedar completamente planas y sin ningún tipo de ondulación.
- Si la pieza es cuadrada o rectangular, los lados deben estar a escuadra.
- Si tiene bocallaves o algún otro tipo de calado, éste debe quedar perfectamente definido y sin deformaciones.
- Si se trata de pulido espejo, la superficie del herraje debe verse completamente libre de rayas.
Es de vital importancia controlar el pulido de los herrajes que se instalan, ya que esto va a ser lo que marque la diferencia sobre el impacto visual de la obra terminada.
En el caso de los herrajes cromados, el acabado superficial es mucho más crítico aún, ya que cualquier imperfección – ya sea se trate de rayas, ondulación de las caras, deformación de la pieza o porosidades visibles se verá magnificada luego de que el herraje adquiera el color y brillo característicos del cromo.
Para evitar éste tipo de defectos, Herrajes MI s.r.l. divide el proceso de pulido en ocho etapas. Las primeras cinco se llevan a cabo en pulidoras donde se comienza trabajando con lijas de grano grueso, pasando por granos intermedios, hasta llegar a las más finas que dejan la superficie del herraje prácticamente libre de rayas.
Una vez concluido este proceso la pieza se pasa a las pulidoras de brillo. En una primera etapa se utilizan paños semi duros para sacar las rayas casi imperceptibles que le quedan al herraje luego de los proceso de pulido a lija. Después que las caras quedan completamente lisas, se prosigue a darle brillo con un paño más blando. En éste punto la pieza está prácticamente terminada, sin embargo, para asegurar la excelencia del pulido y lograr el máximo brillo posible, se le pasa un último paño que garantiza la perfección del acabado.